A sus 13 años Joaquín ya sabia lo duro que es la vida, de muy niño se crió en la calle. La plaza de Copiapó se convirtió en su lugar de refugio. Por las tarde se ubicaba en la entrada del restaurante frente a la plaza, “El Corvo”, donde estiraba su mano por una moneda.
Una de las veces le habló un cliente frecuente del restaurante, Joaquín quedó asombrado ya que este señor nunca ni si quiera lo había mirado, y le dice:
- Levántate y acompáñame.
Joaquín quedó con su mano estirada y mirando desconcertado a ese señor, quien siguió caminando. Al darse cuenta del estado de Joaquín, le insiste:
- Vamos niño, levántate, vamos a comer y a conversar.
Entraron juntos, se acerca un mozo a quien Don León le pide que acompañe al niño a limpiarse la cara y las manos y lo lleve a su mesa.
Pasó el tiempo, Joaquín ya era un adulto se sienta en uno de los bancos de esa plaza, pensativo, lo interrumpe las voces de unos niños:
- Papá, esta plaza es bonita - dice uno de ellos.
- Si, pero dijiste que viajamos a esta ciudad a conocer a papa Noel, ¿él está en esta plaza? – preguntó el otro.
- No hijo, solo estamos descansando.
Caminaron rumbo a una casa antigua, se presentan a la mujer que atendió la puerta.
- Él esta esperando, adelante – dice la mujer.
Se dirigen a una habitación amplia, con una cama en el centro y sobre ella un señor de avanzada edad quien al verlos entrar giro lentamente su cabeza y dice:
- Es bueno volver a verte Joaquín.
- Lo mismo digo Don León.
El señor toma un cofre de madera del velador y se lo entrega a Joaquín diciendo:
- Siempre iba al Corvo, el día que me fije en ti, metí mi mano en el bolsillo tome una moneda, pero me di cuenta que si te daba la moneda, en el fondo estaba haciendo algo para sentirme bien yo en vez de ayudarte, ahora dime, ¿crees ser un hombre pleno?
- Es lo que siempre busco.
- Muy bien, abre el cofre – mientras lo hacia, Don León le decía – eso representa mucho, hizo que ayudara desinteresadamente a muchas personas, a ti te cambio la vida, te regaló un consejo que te hizo luchar por ser un hombre pleno.
Joaquín abre el cofre, y saca de su interior la moneda que Don León no le dio ese día. Con una mirada de agradecimiento habla a sus hijos:
- Alonso, Manuel, les presento a Don León, a papá Noel.
lunes, 28 de enero de 2008
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