lunes, 28 de enero de 2008

Inca de Oro



Para quienes han transitado a unos 45 kilómetros al sur de Diego de Almagro, se habrán encontrado con un pequeño pueblito que pasa casi desapercibido ya que cruzarlo a unos 40 km/hr. sólo tarda unos 30 segundos y tal vez menos. Pero detenerse y recorrer sus calles, significa realizar un viaje en el tiempo y por la historia minera del país.

Inca de Oro es un pueblo minero ubicado entre los kilómetros 77 y 78 del camino 17, a unos 1800 metros sobre nivel del mar. Actualmente, su población residente es de 420 personas, más una población flotante aproximada de 100 personas que en su mayoría corresponden a trabajadores de empresas relacionadas con la minería.

La plaza, de un verde sorprendente y muy bien cuidada, es el centro neurálgico ideal para comenzar a recorrer sus enigmáticos rincones. Al norte por la avenida San Román, se encuentra el retén de carabineros donde el personal no supera los 4 uniformados. Más abajo se ubica la única posta del pueblo y frente a ella la Escuela “Emperatriz Sepúlveda Landeros”, donde estudian 47 alumnos de 1ro a 8vo básico repartidos en cuatro cursos de dos niveles cada uno.

Hoy sus calles desiertas parecen dormidas, y el silencio resalta el sonido del viento, pero la verdad, es que no siempre fue tan silencioso...

La historia se remonta a comienzos del 1900 cuando en las cercanías de la Finca de Chañaral, entre Diego de Almagro y Carrera Pinto nacía un importante centro minero aurífero llamado Cuba, recién en el año 1936 pasó a llamarse Inca de Oro, en parte para evitar confusiones con el país del mismo nombre.

Durante la bonanza del oro, llegó a ser un pueblo muy rico, y por lo aislado que se encuentra de otras ciudades, la vida en Inca de Oro fue muy especial.

Su población superó los 5000 habitantes, quienes vivieron una época maravillosa. Hoteles, un teatro, mucho comercio incluso un aeródromo propio daban fe de los buenos tiempos que allí se vivieron, gracias a las generosas leyes de mineral que se explotaban en las minas de los alrededores como: California, Rodesia, Isla, Rincón, Clementina entre otras. Muchos extranjeros como: chinos, turcos, franceses, norteamericanos, etc. llegaron por esos años.

Todo era muy alegre y se vivía un eterno ambiente de fiestas, incluso para el tiempo de la ley seca, se construyeron túneles para comerciar licores de manera ilegal.

La bohemia también tuvo su apogeo en este lugar. Salas de baile y cabarets, no descansaban para atender al minero que bajaba por turnos.

Compañías nacionales e internacionales, llegaban con sus obras y veladas para deleitar a los incanos, pero también Inca de Oro fue cuna de grandes artistas como Luis Plan y Matilde Droguett que le dieron vida propia a la bohemia de este aislado rincón del mundo.

A mediados de 1950, la actividad minera comenzó a decaer producto del agotamiento de las vetas, entregando leyes cada vez más bajas en oro. Curiosamente varias instalaciones aseguradas comenzaron a incendiarse y el pueblo paulatinamente comenzó a quedarse solo. Pero aún hay quienes se rehúsan a dejar el pueblo, como es el caso de don Alejandro Cepeda, actual Delegado Municipal quién con nostalgia nos habló de los años dorados del mineral.

Recomendados por don Alejandro, llegamos donde otro gran incano, don Fidel Arancibia, quien con iniciativa propia y mucho esfuerzo familiar, han logrado montar un valioso museo donde se puede encontrar: muebles, imágenes, herramientas y artículos de la época dorada de Inca de Oro, incluso una recreación de la habitación de doña Emperatriz Sepúlveda Landeros, profesora y ciudadana insigne de Inca de Oro, quien hasta el año 1975, educó a más de 5 generaciones.

Lamentablemente el museo abre sólo en forma esporádica ya que don Fidel no puede descuidar su trabajo y si bien la municipalidad de Diego de Almagro cubre los gastos básicos, no cuenta con personal que pueda hacerse cargo de la atención al público.

A 2 kilómetros al norte encontramos el “Centro Astronómico de Inca de Oro” que desde el 2006 se a transformado en el primer observatorio educativo de la Región de Atacama.

Sin embargo el futuro de Inca de Oro es incierto, se le ha tratado de postular para ser declarado Pueblo Típico Minero, lo cual significaría la obtención de recursos para su restauración y mantenimiento, sin embargo, algunos aseguran que bajo el pueblo hay mineral y existe clara intención de explotarlo lo que lo haría desaparecer por completo.

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