lunes, 28 de enero de 2008

Don Julio Arredondo




Le sucedió a un amigo, con urgencia necesitaba reparar el desastre que un betún líquido había dejado en sus zapatos, y así llego a ver si un verdadero experto podría solucionar su problema. Se dirigió a la plaza de armas de Copiapó y luego de la cordial invitación de un señor de mirada serena, se sentó en el banco de la esquina. – “Amigo mío, ¿que le echó a sus zapatos?” -, -betún líquido – respondió. – “¡Cómo se le ocurre, eso no se hace ni por nada del mundo¡” - . Así comenzó una entretenida charla, entre mi amigo y don Julio Arredondo Flores.

Don Julito (81), como le llaman hoy sus amigos, nació en Santiago en 1926. Dueño de un gran talento musical heredado tal vez por su padre quien perteneció a los “Cuatro Huasos”. Comenzó a cantar y a tocar la guitarra a temprana edad, avalado por su buena voz y un reconocido prestigio como guitarrista, hizo su carrera en una época muy romántica.

Al no existir la televisión, la radio era el medio de difusión por excelencia, de esa forma en numerosas ocasiones don Julio realizó presentaciones en radios como: Radio Corporación, Radio Minería, Radio Cooperativa de Valparaíso entre otras. Trabajó además en Radio Corporación con David Acevedo, colaborando como guitarrista en un famoso programa de cantantes aficionados.

“En esos tiempos nos juntábamos 100, 200 músicos en la esquina de Alonso Ovalle con San Diego, los empresarios cuando necesitaban de nuestros servicios nos encontraban allí”- Así se formaban orquestas ocasionales y los músicos recibían propuestas para actuaciones y giras a lo largo del país.

“Celebrábamos a Santa Cecilia, recuerdo tocar el 22 de noviembre en el Caupolicán a teatro lleno”

“Nos subíamos al tren y éramos verdaderos ídolos, ¡aquí, aquí¡ decía la gente, aquí hay asiento, nos peleaban para hacerles compañía.”

“Hace 60 años que vivo aquí, soy copiapino, soy más copiapino que cualquiera”.

Fue así como hace 60 años llegó a Copiapó, aún recuerda aquella noche- “¡Estaba todo oscuro¡”- Y claro, en ese entonces no existía luz eléctrica y lo que más le llamó la atención fue la cantidad de coches que había por esos años.

Como todo buen músico interpretaba variados estilos y ritmos musicales de la época, ya sea como cantante o guitarrista de grupos “formados a la aventura”, pero su pasión fue sin duda el Tango.

Como nombre artístico utilizó el apellido materno “Julio Flores” y entre los dúos que más recuerda está el que formó con otro gran músico de aquella época, José Ávila. Ambos planeaban ir a Bolivia, pero finalmente José tuvo que viajar solo ya que don Julio se quedó en Copiapó para cumplir su servicio militar.

Posteriormente y ya radicado en forma definitiva en la región, don Julio se une a otro colega, don Carlos Ibarra quien tocaba el bandoleón, instrumento muy difícil de encontrar en la zona, y tuvieron bastante éxito como intérpretes de tango.

“En las ciudades donde estuve fui un verdadero ídolo, en Valparaíso, Calera, La Ligua, Santiago, eso se llama ser ídolo de cada pueblo, sin prensa, sin radio sin nada de eso, yo realmente sentía la música”

Don Julio inauguró, desde el gran Teatro Central, la primera radio de Copiapó, “Radio CA 121”, en transmisión con Radio Minería de Santiago.

“Tocamos en todas partes, en quintas, hoteles, en el Club Social, Club Radical, en el apogeo de los bailes de El Salvador y Potrerillos. Éramos los regalones porque siempre lo más difícil ha sido el tango”.

Por aquellos años conoció a su mujer y fue padre de 4 hijos, curiosamente ninguno heredó el talento musical.

En la década de los 70´s, con la llegada de la televisión, las fiestas con música envasada y otros cambios, hicieron que don Julio, al igual que otros músicos de la época, abandonara paulatinamente los escenarios. Así fue como Julio Flores (artista) decide dar un paso al lado para darle cabida a la juventud.

“Porque el músico no es conocido como el artista, es todo lo contrario, el músico es el artista, sin embargo el artista se lleva la gloria y la plata, no el músico”,

“el músico de antes era grande, era gran señor, no teníamos por que tocar en la calle, tocábamos por sueldo, en una quinta, en un baile o en un cabaret, después vino la era moderna que sé yo, que el rock, que acá que allá y listo, ahí me retiré”. “Después trabajé como comerciante, había trabajado en la agricultura, y hasta fui minero, y cuando el trabajo se fue complicando para los viejos, me vine a trabajar a la plaza, hace 10 años que estoy acá”

-Qué increíble su historia don Julio, apuesto a que aún toca su guitarra.-

No, ya no me gusta tocar ni cantar, me gusta oír música nomás, a veces canto pero muy a lo lejos, y sólo junto a la familia”

Días después, mi amigo volvió a saludar a don Julio y esta vez llevó con él una guitarra de madera, notó cierta incomodidad al recibirla pero luego aceptó posar para una fotografía. Las manos de don Julio comenzaron a dibujar acordes con una técnica intacta, acto seguido, y como sin darse cuenta, improvisó por escasos segundos una hermosa melodía ...

Sin duda, mi amigo aprendió mucho más que un betún líquido podría causarle daños a sus zapatos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

interesante el articulo, de paso le hago llegar una pagina de videos de una señorita que es cantante aficionada, su nombre es Katia Perez, la pagina es:

http://es.youtube.com/user/k20b23

si lo desean pueden dejarles comentarios en sus videos