naturalista inglés, estuvo en las provincias de Atacama y Coquimbo en 1835. Le llamó la atención el vestuario de los mineros, y escribió lo siguiente:
“El vestuario de los mineros chilenos es singular y pintoresco. Usan una larga camisa de sarga, un mandil de cuero sujeto a la cintura con una faja de color vivo, más un pantalón ancho hasta la rodilla. Se cubren la cabeza con un casquete de paño color escarlata.”
Tuvo ocasión de presenciar un funeral, y lo describió de la manera siguiente:
“Nos encontramos con una cuadrilla de estos mineros en traje de gala; acompañaban al cementerio el cadáver de uno de sus camaradas. Cuatro hombres conducían el féretro trotando acompasadamente. Cada doscientos metros, más o menos, otros cuatro que les habían precedido a caballo, los reemplazaban. Durante el trayecto, iban repitiendo en coro, tal vez un adiós al difunto. Nos pareció un funeral muy extraño”.
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